» Tirori, tiroriroorirori,tiroriroorirori….» ese toque de generala correspondía a la sintonía de radio nacional de España , indicaba el inicio del diario hablado de las dos de la tarde al que todas las emisoras no oficiales estaban obligados a conectarse. La sola presencia del abuelo Alejandro sentado a la sombra del centenario olmo que había a la entrada de la casa era sinónimo de silencio, quería escuchar «El Parte » en el preciado receptor Grundig que la Tía Tere había traído de Alemania en un reciente viaje. De fondo, mientras la abuela María y mi madre ultimaban la comida, se oía de forma nítida la voz grave, neutra, de contundente entonación bien de Francisco Cantalejo o Pepe Verdú comentando las noticias, al tiempo que mi hermano y yo bajábamos la intensidad de nuestra algarabía para no soliviantar a nuestro severo abuelo.
Éste es , quizá, uno de mis primeros recuerdos asociados al medio de información que más me ha acompañado desde entonces . En muchos pasajes de mi vida están presenten estampas como el mágico aparato Telefunken de la abuela Amparo lleno de botones para ser investigados o a mis padres oyendo preocupados Radio París allá por el año 1975 o un 23 de febrero de 1981 cuando un altercado en el Congreso me privó de una competición de atletismo. Son fáciles de recordar y difíciles de contar las tardes dominicales de » Carrusel deportivo» que habré escuchado , las largas noches durante la carrera haciendo los deberes de Salmerón o Gómez Pellico con García y Pumares de fondo o las mañanas de «Protagonistas» en los tiempos de caqui y corneta allá por la Jacetaina.
Hoy día, cuando cambiar de emisora ha dejado de ser un ejercicio de puntería, las voces de Alsina, Herrera, Javier Ares o el ciudadano García suenan en nuestra casa como propias , como familiares, si bien pocas como la de Pepa Fernández en » No es un día cualquiera», a la que escucho mientras perfilo este pequeño destape, con la que comparto, además, fecha de nacimiento, un frío día de San Casimiro de 19..» Tirori,tiroriroorirori, tiroriroorirori….», que uno es un caballero.
La receta de hoy surgió en una charla junto a una máquina de café, me la facilitó un compañero, castellano viejo, serio, de apellido González . Fácil y rápida de hacer para sorprender a cuantos la prueben. La he adornado un poco siguiendo las indicaciones que aparecen en directoalpaladar.com
Tiempo de elaboración : 45 minutos , contando el tiempo de horno.
Nivel de dificultad: para Rociítos.
Ingredientes:
- 3 berenjenas.
- Bacalao ahumado en láminas .
- 1 o 2 dientes de ajo.
- 2 o 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, hoy Alhema de Queiles . (Homérico aceite).
- 1 cucharadita de zumo de limón.
- 1/2 cucharadita de comino.
- 1/2 cucharadita de tomillo seco.
- Pan rústico o de pagés
- Ralladura de limón y naranja para adornar.
- Sal , poca, y pimienta negra al gusto.
Elaboración:
- Cortar la berenjena por la mitad , hacer 2 0 3 tres cortes en diagonal sobre su carne , untarla con aceite y hornearla a 180º durante 30 minutos.
- Pasado ese tiempo , con ayuda de una cuchara retirar la carne de la misma y pasarla al vaso de la batidora.
- Echar el resto de ingredientes en dicho vaso y batir hasta conseguir la textura deseada con ayuda de más o menos cantidad de aceite.
- Untar en las rebanadas de pan el paté obtenido.
- Disponer las finas láminas de bacalao por encima.
- Espolvorear mínimas cantidades de las especies usadas, la ralladura de los cítricos y una gotas de aceite por encima y a comer.
PD:
- Los veganos pueden sustituir el bacalao por aquello que se les ocurra, seguro que tienen mil ideas.
- Con pan rústico y si además está hecho en casa adquiere una condición por encima de lo normal, pero con cualquier pan está también muy bueno.
Que mezcla de sabores!!!!!! imposible no ponerse manos a la obra. Gracias querido Agustín, original, sencillo y sorprendente!!!!!!!!!!
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Gracias de nuevo Carmen , francamente está muy rico. Como bien dices sorprendente mezcla que se ha hecho habitual en mi mesa.
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Querido Agustín, me encantan tus entrañables textos, tanto o más que tus recetas. Gracias por alegrar el nostálgico momento en que acaba cada fin de semana. Un abrazo.
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Gracias por el halago,un placer saber que es de tu agrado.Un beso.
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