Esto comenzó a muñirse un cálido día de fin de año. Como viene siendo costumbre desde un tiempo acá , el aperitivo con los compañeros de una nona promoción ciertamente complutense estaba siendo agradable, plácido , lleno de anécdotas divertidas. No sé si fue la cercana visión de Emma Suárez , tan atractiva como siempre, o los efluvios de la última cerveza los que llevaron al marqués a desafiarme, preparar una comida para probar alguno de los platos de los que hablo era el reto. Uno, que es como es y no puede evitar embestir a una muleta bien puesta, aceptó y recogió dicho guante que , por cierto, gozaba de la aceptación del resto de la concurrencia. Así quedamos para un sábado cualquiera del mes de marzo.
Y en éstas llegó el día, dos meses de pruebas , dos meses pensando, la familia disfrutando, con gran regocijo, de platos diversos , dando su docto veredicto para elegir el retado menú. Trece fue el número, vinieron del Oeste, dejando problemas a pares y desafiando a la Renfe desde tierra de conquistadores, también del Este con pleno de sonrisas y bondad en buena compañía, vinieron de aquí gracias al Google Maps… que alguno casi se pierde. Y allí estábamos en la mesa , uno que cuida corazones ajenos , otra que vigila antes de que el mal ocurra, la de más allá que arregla conexiones y sinapsis imposibles para que los niños disfruten, también quien de todo sabe y a todo ayuda, alguna que diagnostica por dentro , una que trabaja en Vallecas y otra en Moratalaz, también en Alcalá, había quienes saben hasta de suelo pélvico y otro que usa la gubia y el cincel, que soy yo . Amigos de tiempo ha, algunos de siempre , compañeros de armas, también quien lo fue y ahora lo vuelve a ser y que nunca debió dejar de serlo .
La cena resultó exitosa, llena de risas y buen ambiente, nada quedó por probar, nada hubo que guardar, todo se acabó , recordé a Teresa , sabia mujer de Sancho, citando a Cicerón, «“La mejor salsa del mundo es el hambre, y como ésta no falta a los pobres, siempre comen con gusto”, aunque no era el caso.
De fondo , de un baúl sin llave , salían acordes que hablaban de una chica de ayer con ojos de perdida y corazón de tiza, de cadillacs solitarios y de viejos blues con cuatro rosas en su haber . Empezamos temprano y salimos tarde, muy tarde, felices,muy felices por el rato pasado. Había dejado de llover.
Se fueron , recogí y vi el guante, era de seda . Gracias.
El plato de hoy es, posiblemente,el que más veces habré hecho , fue de mis primeros guisos y siempre ha resultado exitoso. Tiene su origen en la cocina vasca, fuente de frecuente inspiración. Es fácil de hacer y sobre todo con ingredientes al alcance.
Avelino puso ante mí una pieza insuperable , al tiempo que me recomendaba no poner más de tres almejas por comensal para que no se despisten. Estaba en el menú.
Tiempo de elaboración : una hora
Nivel de dificultad: fácil , a poco que te pongas.
Ingredientes para 4 personas:
- 200 gramos de Luphius budegassa , es decir rape negro , por comensal. También vale el rape blanco o piscatorius .
- Tres almejas por comensal. Se pueden añadir más según gusto y bolsillo.
- Txakolí, un vaso grande.
- 1 /2 cebolla .
- 1 diente de ajo.
- 1 romate pelado limpio de pepitas.
- 10/12 pimientos piquillo troceados , lo que viene a ser una lata.
- Medio litro de caldo de pescado.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Dos huevos.
- Harina
- Sal y pimienta.
Elaboración:
1º – Preparo un buen caldo de pescado, en este caso usé congrio con el que consigo los mejores resultados. Cuelo y reservo templado.
2º- Al tiempo preparo la salsa de pimientos:
- Corto finamente la cebolla y el ajo . Los pongo a rehogar en una cazuela con dos o tres cucharadas de aceite.
- Cuando estén rehogados añado el tomate cortado en cuadros y sin pepitas durante un par de minutos.
- Al cabo de ese tiempo incorporo los pimientos de piquillo troceados , envuelvo y mezclo durante tres minutos.
- Añado el caldo de pescado y dejo hervir todo junto hasta que se reduzca a la mitad , mas o menos media hora.
- Trituro con la batidora y reservo caliente.
3º – Salpimento el rape, lo enharino tenuemente y lo deposito en un bol con los dos huevos batidos dejando que se empapen bien del mismo.
4º- En una sartén con aceite caliente frío los lomos de rape. Reservo en un plato con papel absorbente.
5º – Al tiempo pongo en una tartera el txakolí a fuego fuerte y añado las almejas.
6º- Cuando comiencen a abrirse los bivalvos, bajo la intensidad del fuego e incorporo los lomos de rape y a continuación la salsa templada.
7º – Dejo hervir durante cuatro o cinco minutos al tiempo que muevo en vaivén la tartera.
8º Emplato y sirvo.
Notas
- Se puede sustituir el rape por cualquier otro pescado.
- Las fotos de los hangares y de la universidad están bajadas de la red. Gracias.
- La edición y el cuidado del texto, como tantas cosas buenas de mi vida, son obra de Mar.
Buenas tardes. Años hace ya que me enseñaste este plato que he repetido un montón de veces y con el que siempre he triunfado.
En mi antigua receta faltan esas tres almejas que has añadido y que yo haré lo mismo la próxima vez que lo ejecute.
Está de rechupete. Doy fe de ello.
Un beso
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Gracias Fe , felicidades por tu buena memoria. Es cierto que es un plato para triunfar y más si ,como es el caso, la cocinera disfruta con lo que hace. Un beso.
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