Algunas tardes coincidía con Filemón y Danielín en la gasolinera de » El Chino» , venían de su habitual paseo que les llevaba más allá de La Aduana , hasta cerca de los muebles Valero. Esperaban el ocaso del día, o quizá huían de él, para volver sobre sus pasos, figuras fácilmente diferenciadas, uno alto, el otro bajo , uno con sombrero, el otro sin él, ambos con sonrisas francas y andares tranquilos, que no dubitativos . Esas concurrencias suponían una alegría mutua, ilusionaba saludar a dos buenos amigos de mi añorado padre y recibir de ellos el cariño que siempre hubo. Comentaban lo feliz que les hacía saber que había tratado a este o aquel paciente del pueblo , tomaban como suyos mis «éxitos » profesionales para terminar emocionados recordando a mi progenitor.
Cuando pienso en ellos resulta fácil verlos las noches de San Agustín en mi casa, cenas de despedida de verano, Franco Parranca arrancándose en la madrugada por fandangos y soleás , él decía que ver Sagitario y Escorpio en el firmamento le inspiraba aunque había serias dudas de que fuera el vapor del verdejo la auténtica razón de ello. Les recuerdo con disputas vitales como aquella de si los callos de » La Sara» eran mejores que los de » Nieves , la de Pitocho», mejor Ordóñez que Bienvenida , ninguno como Curro, terciaba otro. Repetidos relatos de éxitos de pesca y épicos partidos contra el Arenas que nos mantenían atentos a pesar de conocer su final. Todavía me rio al recrear de su disparatado plan para reivindicar Gibraltar cuando el inglés Major veraneaba en su pueblo, cerca de los Tomillares , con el capitán de la Guardia Civil pidiéndoles cordura al tiempo que les hacía recapacitar en su condición de septuagenarios.
Joaquín y Dionisio, Filemón y Daniel, » El Chato» y Franco, Teodoro y mi padre Agustín, quintos del 27, generación que se fue, testigos de mucho y enseñantes de más.
El plato de hoy es de los de siempre , de los de toda la vida , de origen cordobés , antaño despojo de casquerías y hoy bien escaso y muy apreciado , aunque se sustituye por el de ternera sin problema alguno. Como todo guiso que se precie ha de hacerse sin prisa, respetando los tiempos de maceración y cocción. Éxito asegurado en vuestras mesas si así se hace.
Tiempo de elaboración: 12 horas de maceración + 3 horas de cocción.
Nivel de dificultad: Te ha de gustar cocinar.
Ingredientes para seis personas.
- 2 rabos de ternera.
- 1 litro de vino de calidad. En mi caso fue un crianza de Somontano.
- 2 puerros.
- 2 zanahorias hermosas.
- 1 o 2 cebollas
- 1 cabeza de ajo ( para la maceración).
- Laurel , tomillo , romero.
- Una onza de chocolate negro.
- Sal y pimienta al gusto.
- Aceita
Elaboración.
- Pongo juntos los trozos de rabo de ternera y la verdura troceada en un olla amplia añadiendo el vino hasta que las cubra por completo.
- Dejo macerar durante 12 horas .
- Separo por un lado el rabo y por otro las verduras, retirando la cabeza de ajos menos un par de dientes.
- Enharino los trozos de rabo a una olla con aceite y hago hasta dorarse.
- Añado las verduras a la olla y rehogo junto con la carne durante tres o cuatro minutos. Salpimiento.
- Cubro con el vino usado para macerar y añado un poco de agua. Se añade laurel, tomillo y romero según gustos.
- Dejo hervir durante 3 horas a fuego medio-lento.
- Saco los trozos de rabo y reservo .
- Paso por un chino o por un pasa-purés el caldo con las verduras y dejo reducir el mismo durante unos 10 minutos añadiendo una onza de chocolate . Incorporo unas bolitas de zanahoria.
- Añado los trozo de carne y dejo hervir a fuego lento durante 3/4 minutos
- Sirvo. En este caso decidí deshuesar la carne y emplatarla de esta manera. El resultado es el mismo.
PD : A mi hijo le pareció que la pasta acompaña muy bien, he aquí su plato.
Magnífico y entrañable prólogo. Juan, un sabio y un visionario
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Gracias GPG .Espero que algún día lo pruebes en laboratorio que compartimos.
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